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La sombra de la estanflación - Artículo de opinión David Gómez Rosa

20/11/2021 · PRENSA

La sombra de la estanflación

Estanflación es uno de esos palabros económicos que necesita explicación. Se trata de la conjunción de la inflación con altas tasas de desempleo y un estancamiento del crecimiento económico. Es uno de los peores escenarios para cualquier economía ya que con altas tasas de desempleo y un estancamiento del crecimiento se empobrecen enormemente tanto la población como las arcas del Estado. Si a esto le sumamos el incremento generalizado y sostenido de los precios, lo que llamamos inflación, tenemos la tormenta perfecta para sumir a la economía en una profunda crisis. En España, con el incremento de los precios de la energía, principalmente luz y gas, así como con la carestía de las materias primas que escasean debido a cuellos de botella en la distribución logística internacional, tenemos el primer componente de la estanflación, esto es, la inflación muy presente en nuestra economía. El segundo componente, la tasa de paro, es un mal endémico de nuestro mercado laboral. Como viene pasando en los últimos lustros, tenemos una horquilla de fluctuación para la tasa de desempleo entre el 10 y el 25%, dependiendo de la estacionalidad de los empleos y la agudeza de la crisis, estando más veces cerca del 20 que del 10%. Son valores altísimos que lastran los ciclos expansivos del crecimiento económico y agudizan la recesión en los períodos de crisis. La buena noticia es que, por el momento, no se da el tercer componente de la estanflación en nuestro país, el estancamiento de la economía. Según las distintas previsiones de crecimiento, el PIB (Producto Interior Bruto) de España estará en cifras cercanas al 6% a finales de 2021, con vistas a que sean del 6,5% a finales de 2022. Pero ojo, no olvidemos que España viene de caer en 2020 cerca de un 11% del PIB, uno de los países del mundo con mayor recesión, por lo que estas cifras de crecimiento en 2021 y 2022 bien pueden deberse más a una recuperación del PIB perdido que a un crecimiento real del mismo. Así pues, aunque las cifras de crecimiento económico nos ayudan como viento de cola a sortear las turbulencias que está dejando la salida de la crisis producida por la pandemia a nivel mundial, no perdamos de vista establecer los ajustes necesarios para intentar reducir algo más la tasa de desempleo y sujetar la inflación para que no se desboque. Todos sabemos que el equilibrio en economía es algo muy sutil. Tanto con la crisis financiera producida en 2008, como con la crisis post padémica vivida en 2020, nos damos cuenta que estamos ante un castillo de naipes que al mínimo soplo vuela por los aires dejando al descubierto las vergüenzas de la más robusta economía. Me gusta ser optimista y no me gusta de política, pero al final el optimismo o el pesimismo son solo un prisma y lo que manda es la realidad, y en cuanto a la política, te guste o no, en última instancia es la que decide el rumbo que tomamos y el horizonte hacia el que nos dirigimos. Así que siendo realista y hablando de política, miremos al pasado para comprobar que, cuando Pedro Solbes se agarraba a un crecimiento coyuntural desoyendo todas las alarmas, nos estampamos de bruces contra una de las mayores crisis de las últimas décadas y aprendamos de ello para no desoír las alarmas de hoy y tomar las decisiones correctas antes de que sea demasiado tarde. Y también miremos al futuro para construir, dentro del proyecto europeo, esa economía digital y sostenible, aprovechando el impulso de los fondos Next Generation para cimentar la economía del mañana. Necesitamos ser menos dependientes de la energía que importamos, invertir en nuestro tejido productivo para incrementar el consumo propio y las exportaciones, mejorando así nuestra balanza comercial y, sobre todo, debemos mejorar la productividad de nuestras empresas. Para todo ello, vienen muy bien esos 70.000 millones de euros en subvenciones a fondo perdido para digitalización y medio ambiente, así como otros tantos en concepto de préstamo. Pero creo que esos millones son la fuerza y a veces es más importante saber la tecla que tienes que tocar que la fuerza con la que la toques.

 
David Gómez Rosa (Viveiro Asesores)

 

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